
El Club Sport Herediano vivió una noche para el olvido en Nicaragua. El bicampeón nacional fue aplastado 4-2 por el Diriangén FC, en una presentación que pasará a la historia, no por grandeza, sino por vergüenza. Sí, leyó bien: cuatro goles en contra ante un rival que nunca le había ganado como local y que, para muchos, aún se consideraba lejos del “nivel tico”. Pero eso quedó hecho trizas en 90 minutos que desnudaron a un Herediano sin alma, sin orden y, lo más preocupante, sin respuesta.
Desde el minuto 3, el equipo florense ya estaba en desventaja. A los 31, ya perdía 3-1 y parecía más un equipo amateur que el flamante bicampeón costarricense. Renzo Carballo se dio el lujo de firmar un doblete, y Justing Cano selló la goleada histórica.
¿Dónde estuvo la defensa? ¿Dónde el liderazgo? ¿Dónde el fútbol? Preguntas que hoy retumban en la cabeza de la afición rojiamarilla, que no encuentra consuelo ni explicación.
Golpe histórico… y humillante
Nunca antes un club costarricense había recibido cuatro goles de un equipo nicaragüense en torneo oficial. Jamás. Y para agregar sal a la herida: es la primera vez que Herediano pierde en Nicaragua, un país donde los equipos ticos, hasta hace un par de años atrás, solían ir de paseo.

¿Y ahora, qué sigue para Pablo Salazar?
Las redes están que arden. Muchos piden la cabeza del técnico Pablo Salazar, quien sigue sin convencer a pocas fechas de liderar el banquillo del «Team». La directiva está en silencio, pero el ambiente es denso. ¿Aguantará una derrota como esta?
El torneo apenas comienza, pero este golpe no se borra fácil. Diriangén no solo ganó un partido: le dio una lección al fútbol costarricense.
📌 Opinión
Cuando un equipo que en el consciente popular se percibe como chico te pinta la cara, no es solo una derrota. Es una llamada de atención. Herediano no puede seguir viviendo de glorias pasadas ni de títulos locales. Afuera, ya no alcanza con el nombre ni con la camiseta. Hay que jugar. Hay que demostrar.